Llega el alba la primera, apenas claridad que borra antes que deshace las tienieblas, silenciosa aún. La hora de la libertad, el interregno donde todo es posible, todo es el amor que obedece sin sentirlo, el reino entre los dos reinos de la luz y de la oscuridad. El reino que no lo es porque no hay más imperativo que el del amor que no se sabe, el bienaventurado amor aún sin sombra. Amanece.
María Zambrano
María Zambrano
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