De la misma manera que este sistema se sostiene y genera la explotación de los pueblos -y recuerdo ahora la Cantata de D. Rodrigo Díaz de Carreras: oro por baratijas, qué abuso, qué trueque tan desigual! De la misma manera que vemos llegar a inmigrantes de esos otros pueblos en el límite vida/muerte, de esa misma manera veremos a las personas pobres de solemnidad morir desatendidas o vivir sin la asistencia digna que necesitan. Ya empezaron y ya siguen. Hoy es el copago sanitario y hoy también es mirar enfermedades y pacientes con criterios de rentabilidad. Es insostenible este modelo, nos dicen. Y aquí no hay inyecciones que valgan como en los bancos.
Privatizar la sanidad y la educación es contemplar ambas cosas con criterios mercantilistas y ya se sabe, me ocupo de lo que me da beneficios porque así es mercado. Es, será muy poco a poco, pero es y será. Porque no veo posicionamientos para evitarlo, sino y más bien para todo lo contrario.
Las mujeres siguen pariendo con dolor, la población inmigrante es desviada por los colegios privados concertados, se inventan los mil trucos para negar o disimular la realidad: se han cerrado las agendas, no puedo darle cita, pero... si tenía hora con la ginecóloga, tenía revisión del cáncer, los barracones se sellan con silicona y cuando llueve todo se inunda..., pero ¿esto no era provisional, a cuánto sale el barracón...?
Es nuestro modelo de convivencia. Y han convertido en sinónimos libertad y privilegios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario