Leo en Activa Orihuela que los alumnos extranjeros son atendidos en un 95% por los Centros Públicos. Es algo que ya sabíamos, que muchas, y con más motivo las personas que trabajamos en lo público, conocíamos y conocemos de primera mano. Pero no debemos dejar de decirlo para que esa demagoga expresión, tengo derecho a elegir centro para mis hijos, deje de pronunciarse como si el mundo se acabase en mi familia, en mi deseo. Hace unos días leía el siguiente titular: Padre denuncia a padre y me parecía que se pretendía transmitir la idea de una guerra entre padres cuando lo evidente es una mala gestión y control por parte de las instituciones. Pedáneos que firman certificados de residencia falsos, prebendas en comedores escolares a un alumnado que no tiene derecho a ellas y pasividad de los poderes públicos ante las justa queja de unas familias que están hartas de tropelías. Nunca lo entendí, y yo una de las que en su día denunció: compruébese. Pero no. Por lo general es más sencillo no hacer nada, dar favores, devolverlos y seguir aparentando que el sistema se lo cargan personas recién llegadas que se aprovechan de nuestros servicios.
No hablen de libertad cuando el ejercicio de la nuestra merma la de los demás, como tampoco hablen de justicia cuando el reparto no se hace en función de los ingresos. La discriminación positiva no ha de aplicarse sólo a la mujer sino a las clases más desfavorecidas.
Entonces, en esas pequeñas cosas, podremos afirmar que estamos transformando algo.
Lo del uniforme lo dejo para otro momento.
1 comentario:
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