En el Día Internacional de la No Violencia sobre la Mujer contamos con un baile de cifras apabullante. Y es que aunque una mujer aparezca muerta, llena de hematomas y moratones y su marido borracho al lado, puede ser que en el último momento terminase con ella un ataque al corazón y no un golpe certero (caso de Mona Svea Mariann, fallecida en Torrevieja), en cuyo caso no computa; o también puede ser que el cadáver no aparezca por pacto entre los asesinos o incompetencias policiales(caso Marta del Castillo) y tampoco computa; o puede ser que no se considere violencia de género si es el yerno el que mata a la suegra ; o como en el caso de Ramón F.A. que apuñaló y mató a Mª Socorro, pero en condición de putero. Y tampoco computa.
La Ley Integral contra la Violencia de Género, en su artículo1, dice que tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.
De manera que si ustedes no ven una contradicción en el mismo apartado 1 de la Ley, yo sí la veo y pienso que habría que modificarla o se darán situaciones como las muchas que nos aparecen subrayadas por no ser computables según ley y sí serlo a la luz de la razón.
Son 68 víctimas directas y 1 indirecta según Red Feminista contra la Violencia de Género. Ni una menos.
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