Leo este libro de Nuria Capdevilla-Argüelles, y regreso varias veces a una de sus dedicatorias. Dice así:
"A Elena Fortún le gustaba sentarse en la Plaza de Santa Ana en Madrid. Le parecía un lugar mágico en el centro de una ciudad maravillosa.
Cuánta razón tenía... Cuánto me acompañas..."
Una y otra vez me repetía: "cuánto me acompañas..." Y es que nunca me han dejado las personas que han sido y no son; y sí son. Son porque tengo la voluntad, el deseo de que entren en mí; o tal vez entran en mí por sí solas, por una especie de corriente invisible que permite la transmisión en unos casos y provoca la desconexión en otros.
Nuria Capdevilla es una autoridad, pero no solo en cuanto al conocimiento, sino en cuanto al sentimiento, la emoción. Conjuga magistralmente, para mi gusto, ambas cosas en este libro, y deja un poso de proximidad, de verdad, que conmueve y te acerca a ella. Con el respeto que inspira una autoridad y la cercanía que inspira a la vez alguien con quien conectas en modos o maneras de decir.
Regreso a este blog muchas veces porque no puedo seguir leyendo sin un reconocimiento de la deuda contraída. En ese "cuánto me acompañas" habitan tantos nombres, tantos... que es un gozo experimentar el abrazo invisible que se produce con muchos de ellos.
Nuria Capdevilla- Argüelles, Victorina Durán, Elena Fortún, Isabel Oyarzábal, Carmen Baroja, María Goyri, Matilde Huici, Victoria Kent, Zenobia...
Mi querido Jaime...
Cuánto me acompañáis...
"Solo la verdad es moral; la mentira es inmoral" (Victorina Durán)
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