Según la RAE, prospección significa "exploración de posibilidades futuras basada en indicios presentes". Recuerdo la primera vez que escuché esa palabra y vi su alcance. Pensaba que si los indicadores nos anunciaban algo, era el momento de planificar en un sentido o en otro. Llevamos años viendo grúas y más grúas, torres de edificios en lugares densamente poblados, adosados en ramblas, precios inflados, muy por encima de su valor real, bosques talados, y todo el mundo feliz. Los ayuntamientos daban licencias, modificaban planes y engordaban de ladrillo un paisaje ( y algunos bolsillos) en aras de la riqueza . Por si todo esto era poco, llegaban los balances de bancos y cajas y aquello era el delirio: España entre los primeros, entre los más influyentes, casi al nivel de los más grandes. Y seguía la fiebre constructora y banquera. Y cualquier persona con sentido común sabía que si plagamos el mercado de tomates, o bajarán su precio o habrá que tirarlos.
Me pregunto qué no se podrá hacer con los números para que nos presentasen esos balances de resultados y se llevasen esas primas o comisiones. Hace menos de un año todo era boyante, todo beneficios; hoy sabemos que nos engañaban, nos emborrachaban con números y nos hacían creer las bondades del sistema, un sistema que ha funcionado para que unos se hagan inmensamente ricos engañando a otros. Le llaman activos tóxicos, lo que no es más que papel sin valor alguno y los gobiernos inyectan cantidades desorbitadas sin mover un pelo a responsables de este desaguisado, sin investigar patrimonios ni nombrar para nada a los paraísos fiscales.
Fusilar a los banqueros y nacionalizar a los bancos dice un conservador analista del Financial Times. Y una se pregunta qué modelo defiende esta gente, porque esto tiene un nombre y es socialismo. Decía Casaldáliga que al final la humanidad será socialista por necesidad. Y yo espero que antes de nacionalizar tóxicos se devuelva a los pueblos esos bienes depurados que, con patrañas mil, se les ha robado.
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