Ayer, en mi aula, al abrir la caja de una calculadora de nueva recepción encontré el Made in China. Recordé que hace menos de un año saltó la noticia de que los trajes de la Guardia Civil habían sido comprados allí debido al ahorro que suponía. Es decir, Ministerio de Defensa, Consellería de educación... Y yo me siento mal porque si compro sillas Made in China contribuyo al cierre la tienda de la esquina. Me pregunto qué economía se tiene que salvar, o mejor dicho, de quién es la economía que tiene que salvarse. Cómo va a crearse empleo o potenciarse la industria si el libre mercado, esa cosa tan maravillosa que defienden algunos a golpe de fundaciones y contactos, aleja las posibilidades reales de empleo estable. Mucho me temo que nuestro amado D. Quijote no sería encontrado hoy en una vida, pues los límites de su intervención darían la vuelta al mundo.
Y en esa vuelta de gigantes pasaría por el Vaticano. Seguro.
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