jueves, 31 de agosto de 2017

Sobre mentiras secretos y silencios



Fue hace unos años, cuando Ana y yo asistimos al Centro Escuela La loba y allí, bajo la sugerencia de Alicia,  leí "Sobre mentiras secretos y silencios. Nunca había leído a Adrianne Rich y al regresar me compré unos libros de poemas y algún ensayo. Pero el efecto que me produjo aquel libro, el tenerlo que dejar fuera de mi alcance me produjo una especie de desasosiego que he remediado hace unos meses. Murió en 2012 y asistí a un acto en Murcia en su memoria. Ya la sabía una de las grandes, pero al leerla de nuevo estos últimos días me ha dejado un poso de admiración y complicidad que agradezco en lo más hondo.
Pienso que me seducen a la par su escritura y su honestidad. Una mujer que teniéndolo todo no tenía nada, porque eso sucede cuando respondes al mandato establecido y te olvidas de lo que tú eres en esencia.
Adrianne Rich nos enseña a pensar y, si aspiramos a una vida auténtica, nos enseña a actuar, a vivir sin miedo. También a leer, pues su capacidad de análisis, su vasto conocimiento de la historia, de las autoras que aborda nos conduce al deseo de releer de nuevo a Charlotte Bronte -simple en apariencia-, Emily Dickinson -críptica, enigmática-. Quisieras quedarte en alguna de estas mujeres y pasar de puntillas por ciertos análisis que te ayudan a un mejor ver el mundo que te rodea. Pero no caigo en esa tentación, leo con atención, subrayo, comprendo y me posiciono. Por respeto a mí, a la verdad. Salgo fortalecida.
Profundamente anticapitalista, antisistema. Sus reflexiones sobre la educación en general y la educación universitaria en particular, sus proyectos de trabajo, su rechazo a la Medalla Nacional de las Artes, durante el mandato de Clinton con una carta en la que explica los porqués, nos enseña el valor de la coherencia como principio irrenunciable.
Termina el libro con un ensayo en el que relaciona feminismo, racismo y ginofobia. El silencio que rodea la vida de las lesbianas y las negras, la distancia que separa a mujeres blancas y negras. Aborda el control que se ejerce sobre el cuerpo de las mujeres, ora fomentando la maternidad, ora la esterilización, según interese a los amos del mundo. Murió sin haber concebido en su imaginario esta monstruosidad de los vientres de alquiler.

"De nosotras se espera que mintamos con nuestros cuerpos: teñirnos, decolorarnos, desrizarnos o rizarnos el pelo, depilarnos las cejas, rasurarnos las exilas, ponernos rellenos en diferentes lugares o adornarnos con encajes, caminar con pasos cortos, esmaltarnos las uñas de los pies y las manos, y usar ropas que realcen nuestro desamparo." (Adrianne Rich)

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