domingo, 29 de abril de 2007

Alejandra Pizarnik



Nació en Buenos Aires un 29 de abril de 1.936 y se suicidó con tan sólo 36 años.
Me pregunto qué pasó por su cabeza para titular uno de sus libros más importantes como la obra de El Bosco, Extracción de la piedra de la locura:
Haberse muerto en quien se era y en quien se amaba, haberse y no haberse dado vuelta como un cielo tormentoso y celeste al mismo tiempo. Hubiese querido más que esto y a la vez nada.
Me seduce su prosa, su poesía, su figura, su pesimismo encarnecido y su lucidez rayana en la locura.
En su poema, La última inocencia nos cuenta su tragedia en tres versos:
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta
Si esas piedras hubiesen dormido en otra parte...
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.



lunes, 23 de abril de 2007

Día del libro

La historia de Genji
Murasaki Shikibu nació en el año 973 y murió cuarenta años después. Quedó viuda a los dos años de casada y pasó a trabajar en la corte, como dama de compañía de la emperatriz Akiko.En su corta vida tuvo tiempo para dejarnos una de las obras cumbres de la literatura japonesa.
En la novela se narra la historia del príncipe Genji a lo largo de setenta y cinco años y desde el comienzo notas que son otros los ritmos en esta manera de contar. A lo largo de la narración se intercalan tankas (poemas cortos) que encajan con naturalidad en el cuerpo de la obra y la dotan de una dimensión añadida. El paisaje no es algo estático sino dinámico, el aire en movimiento, la naturaleza viva, en algún momento sientes una especie de veneración o respeto profundo ante las letras, las palabras, las ilustraciones, los personajes... Y es ella, es Murasaki Shikibu de la que apenas sabemos nada, y a la vez sabemos tanto. Si tuviese que definir este libro con una sola palabra, ésta sería delicadeza.
Es muy triste que las flores caigan con tal rapidez;
no obstante, ¡oh primavera huidiza,
vuelve y cubre la ciudad con la elegancia de tus pétalos!

domingo, 22 de abril de 2007

Inmigración

Las aulas cambian su configuración en consonancia con la sociedad en que vivimos, aunque me pregunto si tal transformación se percibe de igual manera en todos los colegios. Escucho hablar de la libertad para elegir centro educativo mientras asisto a la siguiente conversación entre dos niños, uno es hijo de un profesor de matemáticas, el otro acaba de llegar de Colombia.

—El gobierno es malo.
—No, no, el gobierno es bueno.
—Es malo.
—Es bueno. Yo conozco al presidente y a otros hombres del gobierno.
—El gobierno es malo porque mató a mi abuelo y a mi tío Camilo.
—Pues yo los he visto por la tele y no tienen pistola.
—Sí que la tienen, pero la llevan escondida.
—Oye, Nuchi, ¿a que los gobiernos no matan a los abuelos?

Miguel

Es un niño ucraniano. Llegó a principio de curso sin saber una palabra de español. Esto lo relegaba a un rincón y en sus ojitos aparecía un fondo de tristeza que sorprende siempre en un niño. Era triste verlo mirar cómo jugaban los otros.
Enseguida empezó a conducir el cochecito de Pablo. Así guiaba y era guiado, así obtenía la seguridad necesaria.
Poco a poco fue haciendo suyas nuestras palabras. Cada palabra nueva aprendida la recibía como un regalo y mostraba una sonrisa de agradecimiento como si hubiese recibido algo muy valioso. Y es que no hay nada como las palabras, pensaba yo.
El lunes pasado se incorporó al aula Valentina, una preciosa niña rusa de pelo rubio y ojos de un azul transparente.
Y se han hecho novios.
Hay que verlos en la línea, con sus manitas cogidas, él le enseña la clase, los aseos, le ofrece su bocadillo, la acaricia con mucha ternura y le enseña palabras.
Y es que no hay nada como las palabras.
* * *
El objetivo de la educación tiene que ser crear condiciones para que las personas se apropien de las palabras y puedan decir y decidir

(Paulo Freire)
Imane

Es marroquí y llegó al aula hace un año. No entendía nada y no intentaba comunicar nada. Le bastaba mirar a su alrededor y sonreír. Cuando le pedía algo muy sencillo como por ejemplo, Imane, ¿puedes cerrar la puerta?, sonreía y me miraba sin ansiedad, sin temor ni preocupación, me miraba directamente a los ojos y sonreía.
Cuando su mamá la recogía por la tarde yo quedaba como atrapada en el abrazo de ambas. No sé, pensaba, a casi todas las niñas sus mamás las besan y abrazan al salir; casi todas son esperadas y recibidas con sonrisas y muestras de alegría por sus familias, ¿qué es entonces lo que veo?
Lo descubrí hace unos días. La mamá de Imane nunca lleva nada en las manos, ni bolsas de compra, ni bolso, ni paquetes. Nada. Sus brazos largos, en consonancia con el resto del cuerpo, llegan cada día dispuestos a envolver a su hija en un tierno y largo abrazo. Sin palabras. Un abrazo silencioso. Porque no se puede abrazar y hablar al mismo tiempo sin el riesgo de que ambas expresiones queden devaluadas. Hay tal delicadeza en ese abrazo que una tiene la certeza de que no existe nada más valioso en el mundo que esa niña para esa madre.
Y ahora, después de todo un verano en Marruecos, Imane ha vuelto como al principio. No entiende nada. Y sonríe. Y su mamá la abraza cada día y yo noto que ella sabe que aquello de la palabra como medio de comunicación es algo restrictivo.
No es que Imane y yo contradigamos a Freire; es que hay abrazos que también nos permiten decir y decidir.

viernes, 20 de abril de 2007

Masacre de mujeres campesinas en El Petén -Guatemala-

Es posible que al día de hoy tengamos que ver a algún encorbatado señor afirmando que hay que mirar al futuro. Es posible que ese mismo encorbatado señor no tenga en su pasado agravio alguno. Incluso es posible que responsables directos de la masacre de mujeres en El Petén trabajen en el Ejército de Paz de la ONU. Con sus corbatas. Mucho me temo que todo esto es posible.

Por los años sesenta llegaron a la zona de Petén indígenas migrantes en busca de una vida mejor. Se instalaron en la zona de las Dos Erres.
En poco tiempo la comunidad se convirtió en una de las parcelas más organizadas de Petén, cuyas actividades giraban alrededor de su trabajo en el campo, la asistencia a la iglesia católica o la protestante y la pequeña escuela de la comunidad. Los campesinos ignoraban que en esa misma zona el gobierno de Estados Unidos subsidiaria la escuela donde se entrenaba a sus verdugos -kaibiles-.
De acuerdo con lo declarado por un ex kaibil que participó en la masacre, después de matar a todos los hombres, los soldados volvieron a violar a las niñas y mujeres que aún estaban con vida. A las mujeres embarazadas las golpeaban en el vientre con las armas y los cuerpos fueron arrojados a un pozo. Alrededor de tres horas duró la ejecución, cuando el pozo estuvo lleno lo cubrieron con tierra. No hace tanto: 1.982
Los kaibiles, al día de hoy, utilizan la ONU como fuerzas de paz. Ni una sola condena. Tal vez coreen también, junto a otros y otras que bien conocemos, aquello de hay que mirar al futuro.

jueves, 19 de abril de 2007

Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía

La ética no es el resultado de una razón individual, porque esa razón puede justificar racionalmente el egoísmo, sino la obra de una razón colectiva, afinada en el debate, purificada en la crítica y contrastada por la experiencia.
(José Antonio Marina. Edit. Anagrama. Colección Argumentos)
Hay libros que nutren y sirven de soporte en el esfuerzo diario por mantenerte erguida. Y éste, por lo menos para mí, ha sido uno de ellos.
En el registro de miedos diferentes, individuales, colectivos, educacionales, genéticos, ancestrales o patológicos encontramos un mayor o menor reconocimiento de nuestra naturaleza. Nos tranquiliza en cierto modo vernos como en un espejo donde se nos muestra una imagen bastante aproximada de lo que somos.
Me ha interesado especialmente el aspecto social. Los refuerzos individuales que el grupo nos aporta y lo que supone la pérdida de esos contrafuertes cuando los perdemos. El miedo como protección o el miedo inmovilizador, el uso y abuso del miedo por los poderosos y los mecanismos conscientes o subconscientes que empleamos para sobreponernos (ponernos por encima de).
Apasionante la reflexión de los sentimientos como experiencias cifradas, crípticas. Ahí sí que el desconcierto junto al suspense convierten la lectura en una aventura apasionante.

lunes, 16 de abril de 2007

Acoso

Inicio este trabajo con un relato autobiográfico. Esta experiencia personal me ha servido para comprender mejor a los niños, para entender que sufren como los adultos, pero tienen menos recursos y cuanto mayor es su sufrimiento, menor es su capacidad de expresarlo. Cuando una niña mira a los ojos de otra niña y le dice en tono amenazante: si se lo dices a la maestra, te mato, está marcando su dominio sobre un territorio en el que sabe que la víctima está atrapada. Para mí era impensable hablar con mis padres. Tampoco podía escapar puesto que debía ir al colegio. Recuerdo la soledad y el miedo de aquellos meses con espanto y tal vez esto haya servido para que cuando algún padre o madre viene a decirme, es que mi hijo no quiere venir al colegio, piense enseguida en el patio como el espacio donde pueden suceder abusos que no se detectan con facilidad.




— Esta tarde a las tres, salimos a la ermita del Ecce Homo. Traed la merienda, sed puntuales y venid bien limpias.
— ¿Qué te pongo en el bocadillo?— dice mi madre.
— Tortilla de patatas.
(Me gusta el bocadillo de tortilla, más que el de jamón o el de salchichón y me lo va a hacer, me lo va a hacer. Tengo la mejor madre de todas).
Uniforme azul marino, zapatos marrones muy, muy relucientes (¡la hermana ha dicho que vayamos bien limpias!), una pequeña cestita y.... ¡al cole!
Sor Jacinta nos da las últimas recomendaciones:
— No os salgáis de la fila, no soltéis la mano de vuestra compañera, no os separéis del grupo...
— Sí hermana, sí, sí, sí.

La marcha se inicia y estoy tan contenta que no puedo parar de moverme. Le doy la mano a mi compañera una y otra vez para que las monjas no se enfaden, para hacerlo todo bien. Atravesamos el pueblo, las mujeres nos miran desde sus puertas y me dan pena porque las veo muy aburridas. Mi compañera tiene blanda la mano, se va a soltar, no me gustan las manos blandas, no me gusta esa canción que cantan, Aveeeee, Aveeeee, Ave Maríaaaaaa, además creo que me hago pipí, sí, me hago pipí, madre mía.

Mi madre dice que cuando nos hacemos pipí y no podemos ir al aseo tenemos que pensar en otra cosa y eso haré, pensaré en otra cosa. Pienso en mi bocadillo, en mi gata Vega, en mi casa, en el aseo, en que quiero hacer pipí. No, en otra cosa: en Juanito, en las ranas, en su huerto, en el perejil, en su huerto donde podría hacer pipí. No, no…

Ahora pasamos el río Caravaca ¿faltará mucho? Podría decirle a la hermana que parase la fila, pero ¿dónde haría pipí, en el campo? No, no, todas las niñas me verían y se reirían, ¡qué vergüenza! Me quedaría tan a gusto si pudiera hacer pipí. Cuando lleguemos, hago, será lo primero que haga, ¿cuánto faltará? Mi madre no debería haberme dejado venir. Qué bien estarán ahora las niñas que no han venido. Sus madres sí que las quieren.
— ¡Ya falta poco —dice la hermana.
— ¡Bieeeeennn! Ahora me iré por algún sitio apartado y podré hacer pipí, qué a gusto me voy a quedar... Ya, ya llegamos, subimos una pequeña cuesta y ya se ve la ermita, ahí está. Ahora mismito hago pipí, lo que yo quería.

Pero... ¿qué pasa?, no se deshace la fila. Si ya hemos llegado, ¿por qué, por qué no se deshace la fila?
—Vamos a rezar el Santo Rosario.
(Me meo, me meo, me meo, ahora sí que me meo, ¿qué voy a hacer?)
La fila entra en la ermita. Es una ermita muy pequeña, hay muy poquitos bancos. Si pudiera sentarme me aguantaría mejor el pipí. Pero cuando quedan cinco o seis niñas para llegar a mí, ya no hay sitios y las hermanas nos van colocando pegaditas a la pared, una, otra, otra... venga, rápido.
Y empieza el rosario. Dios te salve María, llena eres de gracia.... (Me meo, me meo, me voy a mear...). Primer Misterio: La Virgen María da a luz.... Se me saltan las lágrimas, no puedo aguantarme. Señor, que no me mee aquí en un lugar Sagrado, seguro, segurísimo que iría al Infierno y además, las hermanas, ¡cómo se pondrían las hermanas! ¡y si no mi madre!, que no me mee Señor Derciomo, que no me mee, por favor.
Santa María Madre de Dios... ( esto no se acaba, ¿no se va a acabar nunca?) Ahora el tercer Misterio... No puedo, no puedo, me condenaré para siempre pero tengo que mear, tengo que mearme encima.

Y así, apoyadita en la pared, muerta de miedo, noto como, con una mano puesta ahí abajo en un último esfuerzo por sujetar la fuerza que empuja, el pipí sale como el agua de una manguera a presión, resbala caliente por mis muslos, se mete dentro de los zapatos, se sale de los zapatos, se me nublan los ojos, tengo miedo, no me atrevo a mirar a ningún sitio, es demasiado, demasiado pipí, se va a manchar el suelo. Se mancha el suelo. Y el rosario sigue, Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Veo el charco en el suelo y sé que me matarán mi madre y las hermanas. Si no miro a nadie, nadie me verá, si no miro al suelo, nadie lo verá. Pero, sin darme cuenta miro a uno y otro lado. Y entonces la veo. Me fijo bien en ella: es una niña que está a mi derecha, tiene muy poco pelo y las manos raras, no sé por qué. Va a otra clase, a una clase de niñas pobres que no llevan uniforme, sólo un babi de otro color. Por favor, no se lo digas a la hermana. No, no se lo diré. Y sonríe, con una sonrisa de ésas que no me tranquiliza en absoluto; a decir verdad no me tranquiliza nada.

— Sí no quieres que se lo diga a la hermana, me tienes que dar tú bocadillo.
— Sí, sí, tómalo, pero no se lo vas a decir ¿verdad?
— No, no se lo diré.
Y mientras la veo alejarse con mi bocadillo de tortilla, yo me quedo bajo un árbol, confusa, meada, helada y sin merienda.
Bueno, aunque se coma mi bocadillo, ella me va a guardar este secreto tan gordo, este pecado. No. Creo que cuando un pecado es el más gordo del mundo se le llama sacrilegio. Y que las personas que hacen sacrilegios van derechas, derechas al Infierno.
—Hija, qué bien, te lo has comido todo.
—Sí mamá.

Al día siguiente, mientras juego a las tabas en tiempo de recreo, alguien me dice:
—Hay una niña en la verja y dice que te asomes (los patios están separados). Acudo extrañada y confiada hasta que la veo. Tiemblo.
—Si no quieres que se lo diga a la hermana me tienes que traer una peseta para comprar limones de caramelo.
Le quito el dinero a mi madre y me siento sucia como esos hombres malos que dan caramelos a las niñas para tocarlas. No sólo me meo en la ermita, sino que además, robo. Iré al Infierno igual que esas personas que veo en un cuadro grande que hay en la Iglesia de San Pedro quemándose vivas y sacando las manos a ver si alguien las ayuda a salir, pero no las saca nadie porque han sido muy malas y se tienen que quemar enteras. Tengo angustia, tengo ganas de vomitar.

A los pocos días me pide diez reales, pero no hago ningún pecado. Tienen que ponerme una inyección y allí está mi abuela. Abuelita, si no lloro, ¿me das diez reales?

Y llega lo peor: un estuche de colores de dos pisos.

Queridos Reyes Magos:
He sido buena (mentira) y quiero un estuche de colores de dos pisos (encima de no haber sido buena, ahora les digo una mentira. No me lo van a traer)

Huelo la madera del estuche y veo el brillo de los colores que no llego a sacar porque no se les estropee la punta. Huelo la goma de borrar y guardo el estuche con miedo. Sueño que desaparece y no puedo dárselo a Elvira.

El siete de enero a las once en punto acudo a la verja donde me espera. Respiro cuando veo que sonríe mientras cuenta, comprueba y aprueba la entrega a cambio de la promesa renovada de no decir nada a la hermana. Y a la pena de perder mi estuche tengo que añadir el miedo cuando vuelvo a casa por si mi madre nota su falta en mi cartera.

Una vez más estoy al otro lado de la verja. Hija, tienes más cosas que nadie, siempre estás pidiendo. Yo lo quiero, lo quiero, todas mis amigas tienen uno. Es un bolígrafo de muelles azul y rojo. Pero algo pasa, Elvira no llega. Hace mucho calor, me iría a una sombra si supiera que la voy a ver llegar, pero no quiero que llegue y al no verme se lo diga a la hermana. No me moveré, no, no. Qué calor. Al fin me decido a preguntar, ¿conoces a una niña que se llama Elvira? Y la respuesta me coloca al instante en el cielo más ligero que haya podido imaginar: pero si Elvira se ha ido a Barcelona.

Lo noto porque puedo volar.

sábado, 14 de abril de 2007

Día de la República

«Enseguida la República en su leve e indeleble existencia resultó ser la Niña. Ésa que aparece inconfundiblemente en la pintura española y en especial en el más diáfano cuadro de historia que se haya escrito, íbamos a decir y no lo corregimos, "Las Meninas", de Velázquez. Esa niña que no puede acabar de coger la rosa que le ofrece su enigmática aya. Rodeada de monstruos del inconsciente mientras en la claridad del fondo al maestro que mira cuando se está yendo deja entregada su mirada. Y en el espejo del fondo, las figuras casi ahogadas de los reyes como si desde un pasado remoto estuviesen mirando así todo sin ver apenas nada. ¿Y quién mira a la Niña? Todo parece estar y moverse en función de ella, centro pálido, indefenso. Alba incipiente detenida en un tiempo cuajado, ofrece tan sólo su presencia que sólo el fluir del tiempo vivificaría».
(María Zambrano)

viernes, 13 de abril de 2007

Fatma el Mehdi

Reelegida Secretaria General de la Unión de Mujeres Saharauis.
Nació en el Sáhara cuando era colonia española. Con siete años tuvo que salir huyendo de su casa mientras Marruecos se quedaba con todo lo que les pertenecía. Tuvo que interrumpir sus estudios en Libia porque su padre murió en la guerra. Con 12 años volvió a los campamentos para ser la segunda madre de nueve hermanos.
La UNMS (Unión de Mujeres Saharahuis) es una organización de mujeres que desde hace treinta años lucha por la liberación como pueblo y como mujeres.
(Fuente:Rebelión)

Mujer en el exilio

Después de la tormenta de arena
te levantas, bajo el alba del desierto,
y te vas, cargando a lomo el peso del exilio,
sacudiendo el polvo, que niebla con catarata
tu nostálgica mirada.
Allí estás tú mujer, contra el viento y su
desaliento,
mazando con amor la gracia
de nuestra
vitalidad.

Al atardecer, ya fatigada pero a la vez
gentil y gallarda, te vas,
dejando huellas de sonámbula,
hundiéndote en la arena,
para encontrarte con el ocaso,
Y con alivio, te sientas a evocar
tu horizonte.
El ocaso está gris, está amarillo, está rojo,
allá todo está mezclado, acribillado por el
siroco
de sangre,
por tormentas de polvo y pólvora.
Y tú, mujer, percibes que tu ayer y tu presente
será igual que mañana.

Y te vas, de vuelta
dejando estelas de sueños
y sombras agitadas junto al viento.
Mientras, despiertan tus huellas
para encarar la próxima tormenta
que a tus ojos se aproxima.

(Saleh Abdalahi)

martes, 10 de abril de 2007

Cantalamessa. Viernes Santo en la Santa Sede

Raniero Cantalamessa es franciscano y trabaja en y para la Santa Sede. Viernes Santo, en su homilía, hizo afirmaciones como ésta:

Para afirmar su dignidad, las mujeres han creído necesario, a veces, asumir comportamientos masculinos o minimizar la diferencia de sexos, reduciéndola a un producto de la cultura.
¿A qué se debe, pues, la diferencia de sexos, como él lo llama? ¿Es un comportamiento masculino el intentar ver el mundo fuera de la reja del burka?, Es masculino negarse a aceptar un matrimonio concertado, a practicar la mutilación a tus hijas? Ah, tal vez se refiera a las privilegiadas occidentales. Será eso ¿ Será masculino el demandar la corresponsabilidad en las tareas domésticas?, ¿o lo será, tal vez, el exigir un poco de dignidad denunciando programas como "Cambio Radical? O es posible que el Sr. Cantalamessa se refiera a la presencia de la mujer en la política, o en los consejos de administración de empresas.... No sé, no sé... A ver si nos lo aclara en el siguiente párrafo:
las mujeres siguieron a Jesús por sí mismo; por gratitud del bien de él recibido, no por la esperanza de hacer una carrera a su amparo. A ellas no les fueron prometidos 'doce tronos', ni pidieron sentarse a su derecha y a su izquierda en su reino.
Ahora sí, ahora quedó claro como el agua. A nosotras no se nos prometió nada, de manera que un poco más de gratitud, mujeres.
Eso sí, después el Papa Benedicto XVI pidió oraciones para todos aquellos que sufren en el mundo.

lunes, 9 de abril de 2007

La Vida de los Otros

El proceso de transformación de un hombre; esto nos muestra La vida de los otros, galardonada como mejor película europea, con guión y dirección de Florian Henckel von Donnersmarck, de 33 años de edad, película con la que se estrena en el mundo de la filmografía.

En la antigua República Democrática Alemana, un sistema férreo controla y vigila a los ciudadanos. Pero tras los sistemas, los aparatos, esos palabros tan impersonales que utilizamos tan a menudo, hay personas. Personas tan deshumanizadas, las más de las veces, que sentimos estos sistemas como indestructibles; pero no es así, y eso nos muestra este joven director, que la transformación es posible, que Otro mundo es posible. Porque si un ser se regenera, la esperanza tiene futuro.

(Ulrich Mühe fue galardonado con el Premio al Mejor Actor)

domingo, 8 de abril de 2007

"España tiene franquistas que han salido del armario y que ya no les da vergüenza decir que son franquistas. Somos el único país de Europa que no tiene un partido de extrema derecha, porque la extrema derecha y la derecha están en el Partido Popular".
"El odio que esta extrema derecha tiene al presidente Zapatero no es porque no ha ganado las elecciones, sino porque con todas las leyes sociales, de igualdad, de derechos humanos, está desterrando lo que queda del franquismo en el cuerpo de la sociedad española"
( Rosa Regás. De La República.es)

viernes, 6 de abril de 2007

Gabriela Mistral

Lucila Godoy, más conocida como Gabriela Mistral, nace un 7 de abril de 1.889 en Vicuña, Chile. Su padre, que era un maestro rural, abandona a la familia cuando Lucila cuenta tres años de edad. A los quince publica sus primeros versos y comienza a estudiar para maestra. Más tarde se enamora de un hombre que se suicida al poco tiempo y de esa experiencia nacerán sus primeros versos importantes:
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
Con treinta años ya ha adquirido un prestigio intelectual que le permite dejar la enseñanza. Participa en política por el Frente Popular. Es nombrada Cónsul en New York y, tras una larga enfermedad, muere en 1.957, en medio de gran reconocimiento en su país y fuera de él.
LA ORACIÓN DE LA MAESTRA

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el
nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la
belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.
Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la
mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las
que enseñe.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender
como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance
a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella
clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios
no
canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie
a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre
tu corro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre;
hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda
presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

miércoles, 4 de abril de 2007

Se equivocó la paloma

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)

Rafael Alberti, (n. 1902).