Me pregunto qué pasó por su cabeza para titular uno de sus libros más importantes como la obra de El Bosco, Extracción de la piedra de la locura:
Haberse muerto en quien se era y en quien se amaba, haberse y no haberse dado vuelta como un cielo tormentoso y celeste al mismo tiempo. Hubiese querido más que esto y a la vez nada.
Me seduce su prosa, su poesía, su figura, su pesimismo encarnecido y su lucidez rayana en la locura.
En su poema, La última inocencia nos cuenta su tragedia en tres versos:
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta
Si esas piedras hubiesen dormido en otra parte...
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.
1 comentario:
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
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