martes, 5 de enero de 2010

La vida vence

Me recuerdo quebrada, dependiente, inválida o invalidada, que para el caso es igual. Y entonces me dijo él: Nuchi, la vida vence. Recuerdo que me conmovió el hecho de que me nombrara, tanto como esa certeza que no terminaba de comprender: la vida vence.
La vida no podía vencer cuando él no vivía, cuando él no se había ido, sino que se había muerto.
De todas maneras hay personas a las que admiramos desde unas profundidades extrañas y a las que sus certezas damos un margen que no daríamos a otras. Y repetía una y otra vez aquellas palabras suyas: la vida vence, la vida vence.
Hoy sé que llevaba razón, que es como si las pérdidas estuviesen preñadas de posibilidades que se concretan al pasar los días, a nuestro pesar, a veces. De aquella, de aquellas pérdidas han llegado momentos, amigas, amigos o vivencias que no lo hubieran sido.
Pienso que eso quería decir él con aquellas palabras: la vida vence.
Gracias, José María.
Préstame Miguel el arco duro de tus trinos en cantar de "soleares, laeras y barrancas, para decir desde aquí. desde la "barraquica" de nuestra Murcia la última oración al amigo perdido, a la esperanza quebrada en tres silencios:
"Siñor amo, por la Virgencica
escucha al que ruega;
a este huertanico de cana caeza;
a este probe viejo
que a sus pies se muestra,
y enjamás sumiyó ante denguno
que de huesos juera:
¡ábreme una sendica
pa acarrear mi pobreza sin él
la más gúérfana
paque un alba retorne a nuestro huerto
su caracola serena y g´uena
y, una cieca paque riegue el agua
de su voz, el erial de nuestra pena...!
José Mª Ríus. Poeta. (extracto de un poema)

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