domingo, 1 de octubre de 2017

La tristeza fundamental


El último tema tratado en mi taller de escritura versaba sobre la tristeza fundamental, y hoy, día 1 de octubre, al caer la tarde, ha pasado a ocuparme entera esa tristeza fundamental de la que nos hablaba Isa.

Nos adentra en el tema con un hermoso texto de Katerine Mansfield contenido en un cuento suyo, "El canario". Enseguida supe de qué hablaba, no necesitaba seguir leyendo. Es algo que no tiene que ver ni con la enfermedad, ni con la muerte, ni con las cosas tangibles que nos pueden pasar en la vida. Es algo más profundo y más hondo que se adentra por todos los poros de tu piel, que no puedes explicar, pero que está allí instalado desde antes de ser tú, inherente, intangible, inefable (horror de adjetivos, sí, lo siento)
El asunto es que hoy, 1 de octubre, parece que lleve todo el peso de la historia sobre mí, la pasada, la presente y la que ha de venir. Y duele. 

No es la cuestión catalana, ni tampoco lo que hemos perdido, lo que irremediablemente vamos a perder esta semana que se inicia, voluntariamente, sí, por dignidad, por hartazgo. Es esa tristeza fundamental que, sin saber muy bien porqué, esta tarde se ha mostrado como la herida abierta que es.







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