Dice Maite León, su directora, que su primera hija nació con una discapacidad intelectual y los médicos le dijeron que sería un vegetal. Ella no se resignó y decidió poner todo su conocimiento al servicio de este colectivo.Begoña , a la salida, lo comparó con El Circo del Sol, pero yo pienso que fue más, mucho más. Porque a la belleza real de imágenes, composiciones, música, gestos... había que añadir la transformación de lo imposible, por no imaginado, en posible por la intervención de las fuerzas del amor, la constancia, el empeño y la decisión.
Creo que todo lo bueno, todo lo suave y lo bueno, como diría Martín Garzo, estaba el domingo en el escenario del Teatro Circo.
Si alguien no entiende bien qué significa la palabra integración, debería ver sin demora este espectáculo.
No existe otra manera: o entre todas y todos componemos la sinfonía, o el resultado será una chapuza.
Gracias a Orihuela sin Barreras, Carmen, Miguel...
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