martes, 19 de junio de 2007

Adiós, Vilma Espín

Le pasó un poco como a Gioconda Belli. Saltaron por encima de sus orígenes, de un futuro rosa y prometedor para servir a una idea, a una causa. Y pienso que no hay nada más noble por lo que vivir.
La nota oficial recordó esta noche que su casa abrió las puertas para proteger a los compañeros asaltantes del cuartel Moncada, el episodio que detonó el movimiento revolucionario en 1953.
Ahora, en un presente que pretenden analizar aislado, es fácil cuestionar. Pero Cuba, mejor dicho, las cubanas y los cubanos soportan un bloqueo injusto durante décadas. Me hace gracia que, tan ufanos, hablemos de nuestro modelo democrático.
Vilma Espín luchó por la cultura de la justicia y la igualdad, organizó y dirigió una agrupación femenina sin precedentes en Cuba por su masividad y enormes desafíos sociales: la Federación de Mujeres Cubanas.
Cuando existe desconsideración hacia la mujer en la familia, incomprensión, inferiorización y recae en ella todo el peso de las tareas domésticas y responsabilidades familiares, igual que en el tiempo de nuestras abuelas, surge la doble jornada cuando se trata de una madre trabajadora y se expresa al mismo tiempo que un acto de discriminación, una manifestación de incultura y de injusticia social. En el ámbito público es una discriminación flagrante, ni siquiera pensar en ellas para dirigir a cualquier nivel y muchas veces ni siquiera consultar sus opiniones ante esa propuesta. Es solo un ejemplo, pero ocurre a menudo.
( entrevista Sara Mas -diario Granma)

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