última película de Ken Loach para no perderse. Este director, comprometido con las causas de las personas excluidas, dedica esta cinta al problema de la inmigración y denuncia el abandono y la explotación de la que son objeto. Me imagino, porque aún no la he visto, que lo hace a través de historias de gentes sencillas, gentes que conviven a nuestro lado, cuidan a nuestras madres, a nuestros hijos, trabajan nuestros campos y apenas tienen derechos. El tercer mundo está entre nosotros, me decía una amiga hace unos meses. Y es así. La convivencia entre la opulencia y la miseria está aquí, en nuestras calles, en nuestras casas.
"Si hemos aprendido algo es que la situación es mucho peor de lo que pensábamos”, afirma Ken Loach. “Hemos descubierto que existe un mundo escondido, que vive paralelo al nuestro, invisible, y que sin embargo hace posible que vayamos al supermercado y compremos comida barata”.
La derecha hace una campaña de criminalización del inmigrante por el hecho de serlo. Y eso prende en nuestra sociedad, en cualquier sociedad.
Un contrato para el inmigrante, vende Rajoy; un contrato pero de verdad, un contrato de trabajo según marca la ley y unas inspecciones que controlen los abusos de que son objeto.
La dan en Murcia, en el Zig Zag
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