Había una vez una tortuga mora, que vivía en la calle Monroy, y todos los jueves, no se sabe por qué y sin querer, se le entraba por la ventana y se le montaba encima toda la tristeza del mundo, desde la de las putas cojas hasta la de los ejecutivos, que dicen, que tuvieron ideales en mayo del 68, y le resultaba tan duro e insoportable que tenía que arrastrarse hasta la tienda y comprar cuarto y mitad de esperanzas sin cáscara, y luego se sentaba en el balcón a acariciarlas, y así conseguía sobrevivir hasta el siguiente jueves.
(Mariano González Mangada
Fábulas del entretiempo)
Nota del autor: Todos los que lean o escuchen estas fábulas tienen derecho a copiarlas, reproducirlas por cualquier medio, decir que las hen hecho ellos, cantarlas si les parece y, por supuesto, en caso de placer o necesidad, limpiarse el culo con ellas. Tienen también el derecho de hacer otras parecidas, mejores o incluso peores, todo ello sin permiso escrito ni oral de nadie.
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