viernes, 2 de marzo de 2007

Ley de Identidad de Género

Os confieso, que ayer sentí de nuevo una inmensa gratitud por este Gobierno y sus mujeres. Porque no me cabe duda de que ha sido la sensibilidad, empatía y hondo sentido de justicia de sus mujeres la que ha impulsado y sacado adelante esta ley. Lo celebré íntimamente como celebré tantas otras leyes que han supuesto un avance importante en los derechos de la Mujer y de la sociedad en general. Y, para variar, el PP no la apoyó. Me pregunto qué sentirán cuando ven a una mujer o un hombre, delatados por el carnet de identidad, ir en un peregrinar incesante de trabajo en trabajo con el eco repetido del ya le llamaremos. Dramas humanos, cuanto más dramas por incomprendidos, ha habido durante generaciones tras este colectivo. Marginación y prostitución forzosas, en la mayor parte de los casos, voces silenciadas tras una sociedad encopetada y con el alma blindada como decía ayer el Roto. Me pregunto qué argumentos internos circularán en las filas del PP para no apoyar una ley de esta naturaleza. Y recuerdo su posición inmovilista y autoritaria con la ley del divorcio, aborto, matrimonio de los homosexuales... Siempre igual, No a la ampliación de derechos, como yo no lo veo, tú no lo haces. Pues bien: a partir de ayer un transexual tiene todo el derecho a cambiarse el nombre en el carnet de identidad sin recurrir a la cirugía con todo lo que eso implica: ¿Qué sabe hacer? Descargar camiones, señor. Bien, empiece usted mañana.
Y esto es una sociedad más decente.

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