sábado, 24 de marzo de 2007

Reflexiones

Si el agua deja de ser un problema con la puesta en marcha de la desaladora de Torrevieja; si el terrorismo entra en vías de solución; si seguimos escuchando la Ser por las mañanas alejada de ese tono de crispación que se respira en otros medios, el PP se queda sin discurso. Y está claro que no van a consentirlo.
A veces me pregunto si, de verdad, se creen demócratas. Y me lo pregunto, no sólo por su pasado sino por su presente, aunque realmente este presente que viven es el pasado rancio y fascista que añoran. Aunque quieran ponerse el traje de demócratas no les cabe. Y se nota.
Qué burla la imagen de los señores y señoras del PP con las manos esposadas, la imagen de un presidente megalómano organizador de bodas impúdicas y presumiendo de ello, presumiendo de haber estado con sus poderosos amigos a la cabeza de una de las guerras más indecentes -todas lo son, pero ésta más- de los últimos años. Qué burla la defensa del Estado de Derecho que enarbolan los que torpedean a diario el derecho a gobernar y desde ayer, también a informar. Qué burla tener que escuchar Libertad sin Ira con lo que esta canción representa.
Hoy estoy triste, pero determinada a apoyar con toda mi fuerza y mi inteligencia a este gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero.

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