viernes, 28 de diciembre de 2007

Para regalar, aunque no lo encontrarán en El Corte Inglés

Zaplana. El brazo incorrupto del PP, de Alfredo Grimaldos
El latrocinio hecho política
Pascual Serrano

Cuando en el prólogo de este libro leí a Javier Ortiz afirmando que se leía de un tirón no le concedí demasiada credibilidad porque eso se suele decir de demasiados libros, pero ahora quiero dar fe que tenían razón el prologuista y “Zaplana. El brazo incorrupto del PP”, se lee, efectivamente, de una sentada. Se trata de un trabajo de investigación donde se destapan las tramas de corrupción en torno a Eduardo Zaplana, quien fuera presidente de la Generalitat Valenciana, ministro de Trabajo con el gobierno Aznar y portavoz del Partido Popular en la actualidad.
La carrera de Zaplana comienza con su llegada al gobierno del Ayuntamiento de Benidorm sin ganar unas elecciones, gracias al voto de una concejala tránsfuga del PSOE que desde ese día –hace 16 años- comenzó a cobrar un sueldo del consistorio sin trabajar, y su marido, sin titulación académica, es destinado a un privilegiado puesto en el Consorcio de Bomberos de Alicante. A partir de ahí se sucede la creación de una tupida red de cargos y amigos influyentes en cargos de relevancia, el incremento disparado de los presupuestos públicos para obras faraónicas, la contratación de amigos y familiares, el despilfarro de dinero público, el silenciamiento de jueces, la compra de complicidades… Cada página de este libro es un escándalo.
Veamos algunos ejemplos ilustrativos. La concejal tránsfuga Maruja Sánchez, de profesión profesora privada de baile, que le dio con su voto la alcaldía de Benidorm a Zaplana, “sólo en sueldos oficiales, verificados, ha percibido de las arcas públicas, desde su deserción del PSOE, más de 100 millones de pesetas. Durante ese tiempo, Sánchez ha aprovechado para introducir en el Consistorio a su marido y a su nuera. Su hijo ha entrado, también por la vía del compadreo político, en la delegación del Canal 9 de Alicante”. Además “lo cierto es que Sánchez aparece poco o nada por su supuesto lugar de trabajo. En Benidorm se dice que sólo se la puede ver, a fin de mes, en la oficina bancaria de la CAM, que es donde se ingresan las nóminas del ayuntamiento”.
En febrero de 1992, Zaplana contrata el mapa sonoro de Benidorm, un estudio encaminado a detectar los problemas del exceso de ruido en la ciudad. Al procedimiento para adjudicar el contrato se invita a tres empresas, ninguna de ellas tiene experiencia, ninguna aparece en el listín telefónica pero en las tres tiene intereses económicos el amigo íntimo de Zaplana, Vicente Conesa. Se adjudica el estudio por 15’5 millones de pesetas, una cantidad superior al límite establecido para la adjudicación directa, casi seis millones de pesetas más que lo que costó un informe similar para la ciudad de Valencia, la tercera de España.
También en 1992 nuestro alcalde de Benidorm adjudica a dedo y por 14’9 millones de pesetas un estudio que consiste simplemente en “la catalogación de zonas verdes y diagnosis de situación de los jardines” del municipio.
Sus aliados en el PP no se quedan atrás, a Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón y apoyo fundamental para alcanzar la presidencia de la Generalitat, “Hacienda le apunta un supuesto fraude de 149.000 euros en 1999 y tiene ingresos sin justificar por unos 600.000 euros”.
Cuando gobernaba el PSOE en la Comunidad Valenciana, el PP intentan tumbar el proyecto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias “con el pretexto de que es carísimo”, pero al llegar al poder el PP lo retoman. “Entonces se barajaba una cifra de 35.000 millones de pesetas, y el último informe, de 2005, supera los mil millones de euros de costes. Y aún no han finalizado las obras”, sólo el arquitecto Santiago “Calatrava y su gente han ingresado ya, en honorarios, doce mil millones de pesetas”.
Salvador Gil, chófer de Eduardo Zaplana, condenado ya a nueve meses de prisión por agredir a un joven en 1998, fue nombrado responsable de una sede de la Agencia Valenciana de Turismo, donde también contratan a su mujer, a pesar de no tener la titulación exigida.
También Zaplana presentó en 2001 como propio un libro sobre política territorial que contenía párrafos de hasta más de veinte frases seguidas tomados de otros libros. Todo ello sin bibliografía ni citas a pie de página.
El libro de Grimaldos detalla cómo el ex presidente valenciano maniobra para controlar los medios de comunicación de su comunidad promoviendo que empresas concesionarias de servicios se vean obligadas a invertir y tomar el control de periódicos y empresas de comunicación. En otras ocasiones recurre al dinero público “para apoyar a sus medios de comunicación privados”. En la televisión pública regional (Canal 9) sustituye a los profesionales más veteranos que no le son fieles por recién licenciados. “La Audiencia Nacional acaba dictaminando que las contrataciones son irregulares, pero la sentencia no llegará a ejecutarse nunca”.
Según un estudio del comité de redacción de Canal 9, “el PP protagoniza cuatro de cada cinco noticias de contenido político”, el comité denunció que “el presidente de la Generalitat ha aparecido treinta veces en un solo día, haciendo declaraciones en tres espacio informativos distintos, mientras los criterios de la oposición no han sido transmitidos ni una sola vez”. Por supuesto, el dinero también da juego en el canal, “los informativos se saturan de articulistas y opinadores que cobran 600 euros por cada minuto de intervención”. Y así es como consigue pasar de un déficit de 200 millones de pesetas que tenía la cadena a su llegada a la presidencia a un gasto de 18.000 millones, entre subvenciones y ampliaciones de capital, sólo en 1999. El déficit supera ya con creces la cifra prevista de 15.193 millones de pesetas.
Y como los valencianos se hartan y se emigran a la cadena pública catalana TV-3, Zaplana inicia una ofensiva para clausurar todos sus repetidores en la Comunidad Valenciana.
Más anécdotas. En París, donde se desplazó en avión privado, “la visita del presidente incluye una estancia de tres horas en el parisino Hotel Ritz –probablemente una siesta-, por la que paga el módico precio de 150.000 pesetas”.
Sobre la educación del presidente basta ésta otra anécdota sobre la directora general de Canal 9: “Con Genoveva Reig, por ejemplo, tenía una trato muy machista. Le hacía bromas como hundirle el dedo índice en la untura, entre las risotadas de su clá, y le decía: ‘Veva’, estás engordadno, ¿eh? Te voy a tener que despedir”.
Existen en nuestro libro muchos detalles de la personalidad de Eduardo Zaplana, como su obsesión por la imagen que la llevó a ordenar a su llegada al Ministerio de Trabajo que “le montaran, cerca de su despacho oficial, un gimnasio completo, con yacuzzi incluido, y casi se desmorona el edificio”. “Tras su llegada a Valencia, se incrementa notablemente el precio de los trajes que luce. Le toma medidas el afamado sastre Antonio Puebla y, además, empieza a hacer escapadas a Londres para comprar ropa y zapatos”. En mayo de 2000, “Zaplana contrata oficialmente para la Generalitat, a Miguel Maeso, preparador físico y amigo suyo. Hace que lo nombren, por libre designación, técnico de programas de deporte de elite, por lo que recibe una retribución anual próxima a los seis millones de pesetas (…). Su labor exclusiva: mantener en forma al presidente de la Generalitat. Le acompaña incluso en sus viajes oficiales”.
Pero el gran fiasco de su presidencia, “la cueva de Alí Baba” como le llama Grimaldos, será el parque temático Terra Mítica. Los pelotazos comienzan con su amigo Eliseo Quintanilla, quien compra unos terrenos en la provincia de Alicante por ocho millones de pesetas, precisamente los que luego son seleccionados para construir el parque y que el empresario venderá por 1.500 millones de pesetas. Otras dos empresas inmobiliarias comienzan a adquirir terrenos rústicos en los alrededores del parque. En la primera de ella encontramos de consejeras delegadas a la esposa de Zaplana y a la madre de ella. La segunda es propiedad del hermano de la suegra del presidente de la Generalitar. La compra fue acompañada de su correspondiente propuesta de reclasificación de terrenos rústicos a urbanizables, según señala Alfredo Grimaldos.
Y más coincidencias todavía. Otros terrenos de Terra Mítica se asientan en una zona de “especial protección forestal” que, casualmente, se incendia sin motivo aparente en 1992, el alcalde Eduardo Zaplana nunca repoblará ni rehabilitará ese pulmón verde que terminará siendo hormigón para el parque temático. Grimaldos recuerda que “como en otras muchas ocasiones, se incumple la Ley Forestal, que prohíbe edificar en espacios rústicos devastados por el fuego, y los terrenos que posteriormente albergarán al parque temático obtienen todas las licencias y bendiciones necesarias para que se puedan iniciar las obras”.
Lo que comenzó prometiéndose como un plan que no iba a costar ni una peseta a los valencianos, en 2003 acumulaba pérdidas cercanas a los 200 millones de euros, y en 2004 se produce la suspensión de pagos. Su coste andaba por los 60.000 millones de pesetas y ya en 1999 el tribunal de cuentas valenciano advertía no se sabía el destino de 156 millones. Entre los beneficiados del invento encontramos hasta al peluquero de José María Aznar, quien, sin tener ninguna experiencia en hostelería, logra el derecho a la construcción y explotación durante 75 años en el entorno del parque de dos hoteles de cuatro y cinco estrellas y dos hoteles de apartamentos, además de un centro de convenciones y un campo de golf.
En conclusión –afirma Grimaldos- “el parque es un fracaso económico absoluto pero mucho sacan tajada de él. Acaba costando al erario público más de 400 millones de euros”. La nómina del parque “está bien surtida de viejos amigos” de Zaplana y “hay, incluso, miembros de su propia familia. El parque llega a tener una enorme cantidad de cargos políticos: multimillonarios contratos a dedo para puestos de confianza”. El escándalo es absoluto. La policía descubre que “al menos una decena de firmas que han cobrado del parque son empresas fantasma” y el fraude fiscal se contabiliza en 1’7 millones de euros, según el detallado estudio de Alfredo Grimaldos recogido en el libro.
Otro de los escándalos son los contratos de Julio Iglesias, reclutado como embajador de los productos valencianos en el mundo. Según Grimaldos, la Generalitat firma con el cantante un contrato de 375 millones de pesetas, pero también otro clandestino que sube las ganancias a casi mil millones de pesetas. Todo ello aderezado de paraísos fiscales, facturas falsas y hasta un convite previo a un concierto por valor de 87.450 dólares pagado con tarjeta American Express de la Generalitat en un hotel de Estados Unidos. Y mucho más, como el pago de 120.000 dólares del Instituto Valenciano para la Exportación para el aerotaxi que utiliza Julio Iglesias para ir desde Miami a Tokio. A todo ello añadir las inversiones inmobiliarias del cantante en la costa mediterránea.
Y cuando Zaplana llega al ministerio de Trabajo continúa la fiesta, tal y como sigue documentándolo Grimaldos en su libro. “A lo largo de sus dos años escasos de mandato en ese departamento, Zaplana gasta 150.000 euros en viajes en aviones privados”. Hasta destinó 55.000 euros para enviar a amigos, colaboradores y parientes cuatro toneladas de turrón. En menos de dos años, gastó 183.000 euros en protocolo, muchos de los regalos son lujosas joyas que ni siquiera Hacienda sabe a quien se destinaron, y mientras tanto presenta justificantes al ministerio para que le devuelvan sus contribuciones a la Cruz Roja o las campañas contra el cáncer. Sus campañas de autobombo han sido históricas, basta recordar los 7.207.000 euros gastados en la campaña publicitaria sobre el aumento de las pensiones. Casualmente a la empresa que preside en España Miguel Angel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno Aznar. “Las adjudicaciones en contratos de publicidad a lo largo de los dos años escaso de mandato de Zaplana ascienden a más de 63 millones de euros”, recuerda Grimaldos.
Y todo esto, y mucho más, es lo que el magnífico y exhaustivo trabajo de Alfredo Grimaldos saca a la luz en este libro. Un libro cuya claridad y contundencia ha provocado que sea retirado de los todas las tiendas de El Corte Inglés en España, siempre sirviendo diligentemente a los poderosos; un libro que seguro también tendrá dificultades para ser reseñado y difundido en los medios de comunicación. Pero lo más triste, lo más indignante después de leerlo es la percepción de impunidad ante tanta desvergüenza y latrocinio. Cuando uno termina de leer esta obra, lo más grave no es la opinión que uno se crea de Eduardo Zaplana, sino la sensación de estúpido que tendrás cada día cuando todos los días te levantes a trabajar para un sistema que convive con ese hedor político. Grimaldos ya ha cumplido su misión sacando a la luz todo esto, ahora nos queda al resto de los ciudadanos rebelarnos y limpiar toda esa mugre.
Aldredo Grimaldos. “Zaplana. El brazo incorrupto del PP”. Editorial Foca. Madrid www.foca.es
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