domingo, 9 de diciembre de 2007

Un pacto por la educación, por favor

Es un secreto a voces, pero qué poca gente denuncia. Y hoy quiero felicitar a ese grupo de madres y padres que se han atrevido a denunciar las prácticas discriminatorias de los colegios privados concertados. He trabajado muchos años en un colegio público ubicado en el Palmeral de Orihuela. Su proximidad a un privado concertado era tal que incluso compartíamos aparcamiento. Pues bien, nunca vi a un niño o niña con pocos recursos de la calle de Arriba, del barrio de San Antón o inmigrante asistir a ese colegio privado. El uniforme, los recibos para actividades extraescolares y el consentimiento de un Consejo Escolar Municipal ha dado lugar a lo que todo el mundo sabe y consiente. Nos estamos cargando la escuela pública. Y no me vengan con la falacia de la libertad porque ya estamos hartos de esa demagogia barata bajo la que se ampara la desigualdad y la discriminación. Aquello de que la libertad termina donde empiezan los derechos de los demás es lo que debería aplicarse por una junta de escolarización. Y duele que se haga única responsable una profesora cuando sabemos que es todo el sistema el responsable empezando por las direcciones de los centros que muy hábilmente desvían al alumnado que intuyen o constatan podría ser más conflictivo. Hace ya tiempo que nos referimos a los centros públicos como guetos. Tantas encuestas que se encargan para cualquier cosa, tantas inspecciones que no pasan de los despachos, tantos políticos que callan o denuncian las hojas en lugar del rábano nos pasarán una factura mayor que la del reciente informe Pisa.


Interesante también, como cada domingo, el artículo de opinión de José Luis Ferris.

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