Dos guardias civiles han sido condenados por la Audiencia Provincial de Cuenca a pagar dos mil euros de multa por hacer la vista gorda a una red de prostitución de la que recibían favores sexuales. También las consumiciones corrían a cargio del pederasta. Tal vez por salvaguardar la intimidad de todos ellos los nombres no aparecen. Y los guardias siguen en activo.
Un nombre que sí aparece y me siento orgullosa de teclear aquí es el de Elena Pérez Huarte fiscal mejicana que ha presentado su dimisión ante la impotencia de seguir viendo cómo salen impunes los pederastas de una red. A veces, para ahondar en la denuncia y dejar manifiesta nuestra distancia con la corrupción no queda otra que dimitir. Es un deber, un derecho y una opción que está ahí. La contundencia de este acto consigue que sobren palabras. Elena Pérez Huarte podría haber llenado páginas de justificaciones para seguir en el puesto que ocupaba, pero ha dicho basta.
Mi profundo respeto hacia ella.
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