Estamos viendo estos días a dónde lleva el impulso (¿amoral?, ¿sencillamente inmoral?) de la ganancia a cualquier precio: la especulación aberrante sobre materias primas que necesita la mitad de la población mundial para alimentarse, los beneficios extraordinarios de las entidades financieras a costa de crear una crisis de dimensiones globales, a las Naciones Unidas implorando inútilmente por dos o tres mil millones de dólares para hacer frente a las hambrunas cuando los bancos centrales inyectan en los mercados cantidades de dinero cientos de veces más elevadas para salvar de la crisis a los financieros más ricos del mundo...
Hoy, desde esta tierra, la derecha dura con un recortado uso de las palabras igualdad y solidaridad, pues se limitan a sus espacios de poder- por no decir más- reclamarán agua para todos. La alcaldesa de este pueblo hablará de manera encendida y vehemente de la igualdad real en materia del agua. Y una seguirá pensando que además de otras cosas, nos han robado el lenguaje para reconvertirlo en su beneficio cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario