En ese país de América latina no existe una sanidad al alcance de todo el mundo. Por eso cuando nació el pequeño de sus cinco hijos y hubo que operarle de urgencia tuvieron que acudir a un prestamista. Para devolver lo prestado tuvieron que emigrar a España y dejar todos los hijos al cuidado de la hermana meyor de catorce años. Ahora, poco a poco, intentan recomponer la familia. Pero es muy difícil. Las clases que dejaron de recibir, el alimento que dejaron de tomar han dejado una huella profunda dentro y fuera de esos seres. La expulsión puede ser de muchos tipos, como el robo o el asesinato. Y la responsabilidad tiene nombres propios con el suficiente poder como para esconderse en S.A.. S.L., Fundaciones, Consorcios... Y encima, no se lo pierdan, dar lecciones de ética, libertades o democracia.
Y mientras tanto en Pekín, miles de personas muertas o vivas bajo los escombros y la Junta Militar preocupada por mantenerse en el poder ¿No es esto un genocidio en toda regla? ¿Y los defensores de la democracia? Londres, París y Berlín han denunciado, ¿y el resto del mundo?
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