28 países africanos continúan practicando la mutilación genital, una práctica que pretende controlar y reducir la sexualidad de las mujeres. La mutilación se suele practicar entre los diez y los doce años y responde a tradiciones profundas o creencias culturales o religiosas.
Es necesario el control en los países desarrollados para la eliminación de esta práctica, pues a veces, bajo el paraguas del respeto a culturas diferentes se esconde un inmovilismo e ineficacia que mantiene impunes estos delitos.
Las niñas con padres propcedentes de países de riesgo deben pasar un control ginecológico anual, única manera de detectar el abuso cometido contra su integridad.
En su libro Yo acuso, Ayaan Hirsi Ali, plantea una propuesta de sistema de control que deberíamos impulsar desde las organizaciones de mujeres y partidos políticos.
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