Y no pasa nada. Nunca pasa nada. Los medios vociferan, los comentaristas cobran por opinar de lo divino y de lo humano, pero rara vez la clase política paga sus desidias e incumplimientos. Ayer abría el País con un despliegue de bancos vacíos en el sector del PP mientras Solbes nos contaba sobre los presupuestos. Y digo como decía: si no están es porque pueden no estar sin que eso merme un ápice su ajuste de cuentas a fin de mes. Pienso ahora en las reuniones a las que acudimos que nos sabemos de memoria y en las que permanecemos porque sí. Porque se nos ha convocado y porque aún tenemos vergüenza.
Milagrosa Martínez, presidenta de las Cortes Valencianas, mujer del sector de Camps-imagino-, llegó prometiendo recorte de sueldos y el envío de las cuentas de 2006 a la Sindicatura de Comptes. Y nada de nada. Y pienso, ¿cómo van a mandar las cuentas a la sindicatura para que las partidas descuadren como un bodegón picassiano? Porque luego nos sale la señora Gema Amor, ex consejera de cooperación, mujer del sector zaplanista caída en relativa desgracia y nos cuenta que sí, que durante su mandato se aprobó el 0'7 para ayuda al desarrollo, pero que después el presidente retiró la mitad de los fondos sin decirle nada. Parece ser, según Navarro- portavoz socialista de Benidorm- que lo más grave es que esta cantidad, destinada a programas de defensa de derechos humanos y acciones e iniciativa social ha ido destinada a las partidas de Imagen y Promoción de la Generalitat en la Copa del América y la Volvo Ocean Race.
¿Cómo llamar a estas trapacerías? Ah, sí, colocar a La Comunidad en primera línea, junto a los más relevantes.
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