Me pregunto de qué pasta hay que estar hechos para defender una campaña así. Corresponde a la extrema derecha suiza. Con un par. Sí señores. Y sin una pizca de pudor. Hubo quien llevó el caso a los tribunales, pero el juez se despachó diciendo que el contenido era xenófobo y no racista siendo por tanto legal. Permitidme que no entienda nada ni, por desgracia, me vayan quedando ganas de entender. No veo más que una voracidad insaciable de las ovejas blancas. Y lo más descorazonador del asunto es que han ganado las elecciones. Es decir, ahora ya se está plenamente legitimado para echar a patadas a las ovejas negras que se porten mal -dicen-. Y para prohibir los minaretes. Viva la democracia.
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