sábado, 3 de noviembre de 2007

La memoria viva


















No han muerto. Están aquí, entre nosotros. Acuden a nuestros mítines, a nuestros espacios de encuentro y sabemos quiénes son y qué representan. Pero tenemos prisa. Pensamos, tal vez, que no se dan cuenta mientras los despedimos con una sonrisa impaciente porque hemos de pasar a otra cosa. Interesa que estén, pero no en demasía porque sus voces son lentas, sus recuerdos se atropellan y salen desbocados en frases descoordinadas. Y nosotras somos prácticas, ágiles, eficaces y pragmáticas. Mejor que vengan a los postres, sí, sí, deben venir, pero no demasiado pronto. Y franqueamos la entrada con nuestras imágenes políticamente correctas y ellas y ellos no afean el paisaje, no les damos voz en nuestras conferencias, los silenciamos cada día mientras pedimos la recuperación de la memoria de nuestras muertas y muertos. Todo esto somos capaces de hacer revestidas de dignidad.










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