Fue un tres de noviembre de 1793 cuando guillotinaron a Olimpia de Gouges. Ya hablé de ella en este blog, pero hoy vuelvo a recordarla porque la memoria, de la que tanto hablamos ahora, hemos de ejercitarla y honrar a tantas mujeres tan injustamente silenciadas. Su delito fue pensar y expresar por escrito, con torpeza muchas veces pues no era una erudita, su pensamiento. Tuvo la osadía de escribir Los Derechos de la Mujer y la Ciudadanía en contraposición a los Derechos del Hombre.
Termino con parte del épilogo de esta Declaración de Derechos de la Mujer. Queda claro que no podían permitir semejantes manifestaciones.
Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la Revolución? Un desprecio más marcado, un desdén más visible... ¿Qué os queda entonces?, la convicción de las injusticias del hombre. La reclamación de vuestro patrimonio, fundado sobre los sabios decretos de la naturaleza; ¿qué tendríais vosotras que temer de una tan noble empresa, acaso las buenas palabras del legislador de las Bodas de Cannaán? ¿Creéis a nuestros legisladores franceses, correctores de esa moral largo tiempo vigente, pero ya trasnochada, cuando nos repiten: mujeres, ¿qué hay de común entre nosotros y vosotras? Todo, tendríais que responder. Si ellos se obstinan, en su debilidad, colocando esta inconsecuencia en contradicción con sus principios, oponed valerosamente la fuerza de la razón a sus vanas pretensiones de superioridad.
5 comentarios:
Marie Gouze, "Olimpia", hasta cambió de nombre para protegerse. Murió guillotinada acusada por sus detractores, entre otras cosas, por "haber abandonado las virtudes propias de su sexo". Leí esta cita suya, directa, triste, certera:
“Las mujeres tenemos el derecho de subir a la tribuna, puesto que tenemos el de subir al cadalso."
Aún hay mujeres que no entienden
como suya la aberración de la violencia de género. ¿Si no ven esto, qué ven? No ven nada.
Tienes razón "admirador". El problema de la violencia de género toca a todas las mujeres, toda la sociedad sufre. ¡Hay tantas mujeres ciegas! Ahí va otra cita: "Mujer, despierta, el toque de alarma de la razón se hace escuchar en el universo entero: reconoce tus derechos... El hombre esclavo ha multiplicado sus fuerzas, pero ha tenido necesidad de la mujer para quebrar sus cadenas. Recobrada su libertad, ha sido injusto hacia su compañera..." Olimpia de Gouges.
Recuerdo la primera vez que tuve conciencia de lo difícil, dificilísimo que debía ser vivir en la Edad Media con una mentalidad racional, progresista. Fue ante un libro que tengo delante: El queso y los gusanos. Es la vida, o más bien el martirio y muerte de un panadero italiano, Menocchiio que murió en la hoguera en el s. XVI por orden del Santo Oficio. El libro recoge las transcripciones exactas del proceso y es estremecedor ver la imposición de la cultura oficial, la religión hasta extremos tan aberrantes. Ahora pienso que sería doblemente difícil si se daba la pequeña circunstancia de ser mujer; mujer con conciencia de clase y justicia, claro.
Hace poco conocí la historia de Olimpia. Habia estudiado la Rev. Francesa también la de Haiti pero ignoraba esta realidad: existieron mujeres valientes y valiosas que lucharon por sus derechos, y los de sus pares.
Es necesario dar a conocer éstas historias en los cursos de educación para que se deje contar la historia solo de los que estuvieron en el poder.Es necesario contar la historias de los otros:mujeres,negros judíos ,etc.
La figura de esta gran mujer se me ha acercado recientemente gracias a las excelentes profesoras de la facultad, y cuanta ilusion m eha echo saber que su figura no solo s rescata en las aulas, sino tambein blogs. Una entrada fantástica!
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