lunes, 21 de enero de 2008

Despedida de Mari Carmen Gutierrez

Éramos muchas personas las que quisimos estar ahí, despidiendo a Mari Carmen. Me parece que, en casi todas, había un sentimiento de si no habríamos contribuido a hacer más extensa su soledad. Una enfermedad tan larga es difícil, a veces no sabemos qué hacer ni si mostranos, ni cómo hacerlo. Es mucho lo que nos queda por aprender. Pero lo cierto es que sí que teníamos la necesidad de acompañarla, de estar cerca de su familia. Pero alguien se quedó en la calle, frente a una barrera que nadie tuvo la sensibilidad de apartar para permitir la entrada a quien hubiese ido con ese fin.

Una persona es el universo entero y algo tan sencillo no debería ser un problema.
Y mientras pienso en Mari Carmen dejo estos versos de Ángel González. Dos personas que hicieron mejor este mundo nuestro.

Cumpleaños de amor

¿Cómo seré yo
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
-prolongándome, vivo, hacia la muerte-
se pasarán de mano en mano,
de corazón en corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.
Y los ojos
-que importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles.

No hay comentarios: