nada. Eso es.
Una galería de Gales abre sus puertas sin nada en las paredes. Como le leen. Sin un clavo o una triste alcayata siquiera. Se invita a los espectadores a que recuerden experiencia pasadas. Así de sencillo. Una vuelta de tuerca completa para llegar a nada. No sé qué costará la entrada. Tal vez, y para comenzar bien la experiencia, se debería pagar en reales; y tal vez para que se llene la sala debería no ir nadie; o tal vez el concepto no abarque el asunto del costo o la visita. Leo que Pope, el artista de 40 años nos dice que la cosa va en serio y ha colaborado con un neuropsicólogo de prestigio que declara a su vez que el objetivo es generar una mayor comprensión de la neurosis. Y no se lo pierdan, el proyecto ha contado con financiación pública y privada. Para que vean qué es lo que se paga en estas sociedades nuestras tan avanzadas: nada.
Por lo menos José Hierro se calentó la cabeza para redondear su soneto:
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada
Una galería de Gales abre sus puertas sin nada en las paredes. Como le leen. Sin un clavo o una triste alcayata siquiera. Se invita a los espectadores a que recuerden experiencia pasadas. Así de sencillo. Una vuelta de tuerca completa para llegar a nada. No sé qué costará la entrada. Tal vez, y para comenzar bien la experiencia, se debería pagar en reales; y tal vez para que se llene la sala debería no ir nadie; o tal vez el concepto no abarque el asunto del costo o la visita. Leo que Pope, el artista de 40 años nos dice que la cosa va en serio y ha colaborado con un neuropsicólogo de prestigio que declara a su vez que el objetivo es generar una mayor comprensión de la neurosis. Y no se lo pierdan, el proyecto ha contado con financiación pública y privada. Para que vean qué es lo que se paga en estas sociedades nuestras tan avanzadas: nada.
Por lo menos José Hierro se calentó la cabeza para redondear su soneto:
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada
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